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22 de noviembre de 2017

El profesor Pedro Alonso explica la estrategia global frente a la malaria en una sesión científica de la Cátedra de Medicina Humanitaria ASISA-URJC


El  profesor Alonso, director del Programa Mundial sobre la Malaria de la OMS, expone los retos y medidas esenciales para avanzar hacia la eliminación de la malaria, que afecta a más de 200 millones de personas cada año

El profesor Pedro Alonso explica la estrategia global frente a la malaria en una sesión científica de la Cátedra de Medicina Humanitaria ASISA-URJC

El profesor Pedro Alonso, director del Programa Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional en 2008, participó en la sesión científica extraordinaria “Enfermedades emergentes y/o desatendidas” organizada por la Cátedra de Medicina Humanitaria ASISA-Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y celebrada en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM).

En su intervención, titulada “Actualización del Programa Mundial de Malaria: una enfermedad que podremos eliminar”, el profesor Alonso hizo un recorrido histórico sobre la lucha contra esta enfermedad desde 1955, cuando se puso en marcha el primer programa mundial para su erradicación. Tras el fracaso de esta primera campaña de erradicación, se produjo un repunte de la enfermedad hasta que en 1992 la OMS retoma la estrategia global contra la malaria y empiezan a obtenerse resultados positivos, especialmente a partir del año 2000.

En este sentido, el Dr. Alonso explicó que entre 2000 y 2015 se registró una disminución de la malaria de 260 millones de casos clínicos al año a 200 millones y una reducción de la mortalidad total en el mundo, que pasó de casi 900.000 fallecidos a 430.000. Esta evolución se produce por la mejora de los mecanismos de prevención, como las mosquiteras con insecticida, el rociamiento intradomiciliario, la distribución de test de diagnóstico rápido, el desarrollo de nuevas formas de utilización de los fármacos, y el incremento de la financiación mediante diferentes fondos. El profesor Alonso destacó la relevancia de estos datos, que muestran que “se ha conseguido disminuir la incidencia de los casos clínicos en más de un 40% y la reducción de la mortalidad en un 60% en todo el mundo. Nunca antes se había visto un progreso de esas características en todas las regiones del planeta”. El Dr. Alonso vinculó estos resultados con la mejora de la financiación, que ha pasado de 200 millones de dólares en 2000 a 2.500 millones de dólares en 2015, que ha permitido desarrollar nuevas herramientas de control vectorial y farmacológicas y la extensión de los test de diagnóstico rápido, un elemento que ha considerado fundamental en el combate contra la enfermedad.

Tras la evolución de los últimos años, el Dr. Alonso explicó que actualmente se da una “dicotomía: estimamos que hay 15 países, todos ellos en el África Subsahariana excepto la India, que concentran el 80% de todos los casos de malaria; mientras, por otro lado, hay un número creciente de países que avanzan rápidamente hacia la eliminación de la enfermedad”.

Estrategia 2016-2030

El máximo responsable del Programa Mundial de Malaria explicó que, en este contexto, la OMS ha realizado una actualización de la estrategia global de la lucha contra esta enfermedad para el periodo 2016-2030 que mantiene como objetivo final la erradicación, introduce elementos innovadores y establece unos objetivos concretos, medibles en periodos de 5 años, entre los que se encuentran: reducir la incidencia y la mortalidad de la malaria en un 90% hasta 2030 y erradicarla por completo en al menos 35 países.

Para conseguirlo el profesor Alonso explicó que la estrategia cuenta con tres pilares esenciales: garantizar acceso universal a las herramientas de prevención y control; potenciar la capacidad y las estrategias para acelerar la progresión hacia la eliminación de la enfermedad; y la vigilancia epidemiológica. Además, indicó que es necesario acelerar los esfuerzos en investigación y desarrollo; y tener en cuenta todos los elementos regulatorios y financieros que se necesitan para sostener esta estrategia mundial. Sobre este último aspecto, reconoció el elevado coste del programa, que prevé elevar la inversión hasta 6.400 millones de dólares al año en 2020 y hasta 8.700 millones anuales en 2030.

El profesor Alonso explicó que la OMS presentará en unos días en Nueva Delhi (India) la actualización del informe sobre la situación de la malaria en el mundo y adelantó que a pesar del progreso de los últimos años se mantienen algunos datos poco alentadores. Como ejemplo puso la situación en África, donde el 43% de la población no tiene acceso a ningún medio de control vectorial (mosquiteras, insecticidas, etc.); el 69% de las mujeres embarazadas no recibe una medicación segura y barata que reduce la morbilidad y mortalidad neonatal; y el 36% de los niños con fiebre no recibe ningún tratamiento. Además, en el análisis por regiones, sólo Europa cumple los objetivos establecidos mientras el resto de regiones se alejan de los objetivos y “sólo 40 de los 91 países endémicos se encuentran en el camino correcto”, según explicó.

El profesor Alonso puso final a su intervención resaltando los retos que es necesario afrontar en la lucha contra la malaria, tres de ellos biológicos (la resistencia a los insecticidas; la resistencia a las artemisilinas y al fármaco asociado a ellas; y la capacidad de algunos parásitos de hacer delecciones de su gen HRP2 que codifica las proteínas que son la base de los test de diagnóstico rápido); y un cuarto reto financiero, provocado por el estancamiento de las inversiones a partir de 2010 y el escaso número de países que participan en su financiación.

Para terminar, el profesor Pedro Alonso recordó que la malaria “es un problema de salud pública que necesita a la ciencia para guiar todos los esfuerzos” y reiteró la necesidad de seguir desarrollando nuevas herramientas, entre las que mencionó nuevos tipos de insecticidas y test de diagnóstico, avanzar en el desarrollo de las vacunas y mantener programas y políticas a largo plazo.

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